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viernes, 23 de agosto de 2013

El trabajo

***
Sísifo. Tiziano. Óleo sobre lienzo.

Cada mañana, cuando rompe el día,
comienzo, como Sísifo, de nuevo
la inagotable, demencial tarea,
la gravosa rutina del trabajo.

Desde la marquesina desolada,
espero un autobús. A solas tremo
de frío. Ni siquiera, desganado,
miro las altas llamas de la aurora.

En ciénagas que llaman oficinas,
en túneles que llaman corredores,
un caudal de sonámbulos cansados,
ausentes, ni siquiera me saluda.

Silencioso, prosigo mi tarea,
revisando solemnes documentos,
inútiles acúmulos de folios
que nada solucionan a los hombres.

A veces, en los fríos ventanales,
descubro mariposas desviadas;
frágiles pero libres, aletean,
mientras maldigo yo mi cautiverio.

Y termino, sabiendo que mañana
comenzaré de nuevo mi trabajo,
sirviente de la ciega maquinaria,
de la rueda vacía de sentido.